Quizás muchos estemos planteándonos en la actualidad, a raíz de la experiencias que estamos viviendo durante la pandemia de coronavirus, cambiar nuestro mundo urbano por una vida rural.
Las razones que nos han llevado a pensar así son muchas, entre las cuales destacaría el sentimiento claustrofóbico de quienes se vieron obligados a pasar el confinamiento recluidos en un pequeño piso en la ciudad, frente a los que tuvieron la suerte de pasarlo en una casa rural con amplios espacios y terreno.
De repente las ciudades se convirtieron en una especie de cárcel, y envidiábamos o como mínimo mirábamos con ojos desconsolados a los que, gracias a que vivían apartados de las urbes y poseían casas con tierras, jardines o huertas, gozaban de más libertad para moverse, pasear por sus recintos, tomar el sol, entretenerse regando y mimando sus cultivos, etc… Además en nuestras abarrotadas ciudades se hace mucho más difícil mantener la distancia de seguridad recomendada en estos momentos, lo que se traduce en que nuestras urbes sean un mayor foco de contagios.
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El idílico mundo rural
Este creciente interés de la gente urbanita por el regreso al campo surge también de las ganas de transformar un modelo de vida que cada vez se vislumbra más insostenible y porque también cada vez somos más conscientes del daño que nos hace vivir en entornos poco saludables y muy estresantes.
Cambiar nuestras agitadas vidas por una más serena, nuestro contaminado aire por un aire más puro y el bullicio de la ciudad por el canto de los pájaros, hoy más que nunca, resuena en nuestra cabeza como una utopía realizable, sobre todo gracias a que en muchos casos el teletrabajo y la flexibilidad laboral nos abren nuevas perspectivas. Así, vemos más cerca de cumplirse el sueño de desarrollar nuestra jornada de trabajo rodeados de un entorno natural y apartados del ritmo frenético de las ciudades.
Cierto es que no todo es idílico en el mundo de lo rural y se dan inconvenientes que debemos plantearnos, ya que en ocasiones se presentan problemas con las conexiones que pueden dificultarnos la tarea a la hora de teletrabajar, no tendremos la comodidad de tenerlo todo al alcance de la mano, con lo que deberemos hacer más cantidad de desplazamientos en coche para adquirir productos que necesitemos, para recibir atención médica, para llevar a nuestros hijos al colegio…
Cambios necesarios
Si bien mudarse a un pueblo o zona rural se nos presenta como una posibilidad para alejarnos de los riesgos sanitarios derivados de la pandemia y de la contaminación, dependerá de muchos factores que nuestra intención de trasladarnos de la ciudad al campo pueda realizarse. Si realmente ansiamos ese cambio en nuestra vida y se nos presenta la oportunidad de hacerlo, bueno será que nos animemos a tomar ese rumbo y probemos aunque sea solo un tiempo para convencernos de si podemos adaptarnos a esa nueva vida y queremos dar ese paso definitivo.